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Proyectos de regeneración paisajística desde las prácticas agrarias

Son numerosos los proyectos que existen tanto a nivel nacional como internacional que alían agricultura y paisaje para la restauración de territorios


Durante el IV Coloquio AlVelAl “Paisaje, Agricultura e Identidad Territorial”, celebrado en Purchena, pudimos conocer distintos proyectos, tanto a nivel nacional como internacional, en materia de regeneración paisajística desde las prácticas agrarias. Ejemplos como Fundación Commonland, la Campiña Cordobesa, la finca La Junquera con el campamento Ecosystem Restoration Camps y la Regenerative Academy; o la misma asociación AlVelAl.


Proyectos que trabajan en la restauración del paisaje a través del sector agrario, bien a través del fomento de prácticas agrícolas en la zona productiva de las fincas o a través del fomento de la restauración paisajística en la zona natural de las mismas.


Commonland

La Fundación Commonland trabaja en restauración de paisajes a nivel mundial, ha explicado Erica Ten Broeke, responsable de proyectos de paisaje de Commonland. “Cada vez hay más y más suelos que se están degradando, lo que resulta en la degradación de más y más paisajes… Aproximadamente una cuarta parte de la tierra está seriamente degradada por la actividad humana, mala gestión, cultivos extensivos, sobrepastoreo…; pero la buena noticia es que podemos hacer algo al respecto”, ha anunciado Erica.


El ejemplo expuesto ha sido la meseta de Lust, en China; cuyo paisaje ha cambiado considerablemente desde 1995, cuando se decidió implementar un proyecto de restauración en colaboración con la población local, restaurando funciones ecológicas y desarrollando casos de negocio relacionados con esta restauración.


Un ejemplo que inspiró a Commonland para la puesta en marcha de proyecto de restauración de paisaje a gran escala en todo el mundo basados en casos de negocio sostenibles.


Para ello, han convertido cuatro retos en cuatro soluciones con una visión a largo plazo y un planteamiento holístico. Commonland agrupa todo esto en una filosofía basada en 4 Retornos, 3 Zonas, 20 años. “Las personas se inspiran, comprenden la necesidad de un cambio y se dan cuenta de que son una parte importante de ese cambio. Una nueva visión de todos los interesados y un plan compartido de que la restauración crea empleo. Luego, conduce al retorno del capital natural, no podemos basar nuestro trabajo en casos de negocio sostenible sin implicar condiciones ecológicas; al igual que la biodiversidad, un suelo fértil, el agua… Y el capital financiero, primero como inversión y luego como retorno de la inversión.


Para el desarrollo de estos cuatro retornos trabajan tres zonas, la zona natural donde la biodiversidad se conserva, la zona combinada para el uso sostenible de la tierra combinada con la restauración, y la zona económica para la vida sostenible. Con un plazo de 20 años que, creen, es lo que se necesita para la preservación de un paisaje.


Un proyecto, el de la Fundación Commonland que comenzó con una fase de exploración, para continuar con la creación de condiciones, diseño de paisaje, desarrollo de negocios y economía, para crear las condiciones para una visión común del paisaje de todas las personas involucradas a través de la teoría U.


Bajo esta filosofía Commonland cuenta con cuatro paisajes en España, Holanda, Australia y Sudáfrica. Este último cuenta con 550.000 hectáreas donde se está trabajando para la transformación del pastoreo excesivo ya existente y la producción de aromáticas. En Australia, el área en el que trabajan es de 330.000 hectáreas y los socios de este paisaje constituyeron la primera empresa pública con la filosofía de los 4 Retornos. En Holanda, el proyecto Wij.Land trabaja para inspirar y movilizar a agricultores, empresarios y organizaciones relacionadas con la naturaleza para promover un uso de la tierra sostenible. Mientras en España, con AlVelAl, colaboran con agricultores, ganaderos y empresarios apasionados con la restauración social, económica y natural del altiplano estepario.

Una vez implementados y puestos en marcha estos proyectos, Commonland se ha marcado para 2040 el logro de trabajar con 100 millones de hectáreas de ecosistemas y comunidades comprometidas con la filosofía 4Retornos, 3Z zonas, 20Años; contando ya con ocho paisajes en los que Commonland va a trabajar como catalizador y con la creación de una plataforma digital para compartir historias, lecciones aprendidas e iniciativas; siendo la primera plataforma de este tipo que hay en la web.

Un modelo el de Commonland cuyo éxito, explica Erica “Creo que está en la inspiración de la gente y el planteamiento holístico, es una invitación a todos para participar; también la práctica y el intercambio de conocimiento y experiencias.”

En cuanto a las lecciones aprendidas, explica Erica, el suelo tiene un valor muy importante y la mente abierta, “hay muchos experimentos, muchas posibilidades, todo es posible.”


La campiña cordobesa

José Mora, miembro del Instituto Municipal de Gestión Medioambiental en Córdoba ha explicado el proyecto que se está desarrollando en la Campiña Cordobesa, consistente en crear un fondo de infraestructuras verdes para transformar el paisaje. Se trata de “utiliza las zonas de borde de los cultivos en elementos del paisaje como son setos vivos, bosques de islas en las zonas improductivas y sotos vivos en los cauces.


Un proyecto que cuenta con una vida de 14 años y a través del cual se ha creado un fondo para que los agricultores que quieran convertir sus fincas en un paisaje con vida más allá de los cultivos, puedan recibir ayuda material y asesoramiento por parte de las instituciones.


José Mora ha planteado una reflexión a los participantes del Coloquio AlVelAl “El hombre tiene esa capacidad de incorporar tecnología y conocimiento para producir, generar riqueza y degradar esos paisajes. Pero también para revertir esos procesos de degradación, para la recuperación; porque este paisaje de la Campiña Cordobesa es muy resiliente, por esa profundidad de suelo y por ese clima tan benigno de precipitaciones”. Explicando que este tipo de paisaje, como un desierto productivo, representa la depresión del Guadalquivir de las campiñas andaluzas, el 27% del territorio andaluz que también podemos extrapolarlo a las grandes depresiones de los grandes ríos de la península.


Exponiendo las causas antrópicas de este proceso de degradación, con el incremento en los años 50 del número, potencia y versatilidad de la maquinaria agrícola, la incorporación del tractor al campo y la revolución verde. Un paisaje desarbolado durante siglos, “Una pseudoestepa en equilibrio donde se configuraba con un elenco de flora y fauna esteparia impresionante, que a partir de esa revolución verde y mecanización del campo se ha ido erosionando, perdiendo biodiversidad y suelo”.


Causas a las que se suman las últimas PAC que no han ayudado “hasta hace muy poco estaba penalizado tener árboles en tu finca”, apunta Mora. “Y salió la nueva PAC Verde generando una contradicción tremenda.”


El proyecto de restauración del paisaje de la Campiña Cordobesa ha sido pionero promoviendo la utilización de estos elementos en paisaje contra la erosión del mismos, tal y como el contexto de la normativa actual contempla. Ya se contemplan en el SIGPAC los elementos de paisaje como cualquier zona de vegetación que se pueda identificar; ha explicado Mora, que ha mencionado el Plan Director como estrategia de la mejora de conectividad ecológica de Andalucía donde contempla áreas piloto de intervención.


“Los beneficios medioambientales y económicos como pueden ser la protección de las parcelas agrícolas de los arrastres de tierra y apertura de cárcavas, beneficios sobre los cultivos por la acción como cortavientos, resguardan y dan cobijo al ganado y especies cinegéticas, pueden llegar a formar parte de un manejo integrado de plagas… potenciar la diversificación de rentas de las zonas naturales y mantener paisajes valiosos revalorizando el precio de las fincas.”, ha matizado Mora.


Quien ha explicado los inicios de este proyecto, que actúa en un escenario de 82.000 hectáreas, destacando la primera fase, el inventariado y diagnóstico de este paisaje y cinco elementos del mismo, como la más importante, “Qué es lo que hay y que potencialidad tiene ese paisaje aparentemente banalizado y del que todo el mundo acepta que no cabe otra cosa que no sean los cultivos.”


De la misma manera, se realizó un estudio sociológico de la campiña cordobesa para poder paso a una segunda fase que era la promoción entre los agricultores. Una promoción a través de Asaja Córdoba, consiguiendo obtener fondos de inversión de infraestructuras verde para la campiña cordobesa. “Firmamos un convenio con 40 agricultores, la Junta de Andalucía no dio una subvención directa por esta línea de trabajo consiguiendo 35 fincas dentro del municipio de Córdoba.”


Para José Mora, uno de los éxitos del proyecto ha sido el lenguaje, que tiene que crear confianza, “Los agricultores con Medio Ambiente han tenido muchos conflictos y, poco a poco, la administración va pasando al lenguaje del agricultor; creo que ha sido vital esa comunicación, ese lenguaje.”


En cuanto a las lecciones aprendidas, destaca, “La acción es importante, en el momento en que puedas actuar, actúa; aunque te equivoques. Pero después de actuar si no hay mantenimiento no lo hagas porque las actuaciones requieren un mantenimiento posterior.”


La Junquera

En esta finca familiar de 1.100 hectáreas certificadas en agricultura ecológica, 800 son de labor y unas 300 de monte; una finca que cuenta con una altitud de entre 1.100 y 1.500 metros de altitud y una precipitación media de unos 310 litros por metro cuadrado y año; ha explicado Alfonso de Guzmán, agricultor de AlVelAl, para introducir la presentación de su proyecto.


En los últimos siete años se han realizado numerosos experimentos, diversificando cultivos para saber cuales funcionaban y conforme funcionaban ampliando; “En la actualidad contamos con, más o menos, la mita de cereal, la otra mitad con bastante almendro y una parcela más pequeña en la que tenemos 6 hectáreas de pistacheros, 4 de aromáticas y un pequeño espacio de regadío, menos del uno por ciento de la finca, donde también hay manzanos, nogales y algunas hortalizas para consumo porque no conseguimos llegar al mercado local”, ha explicado Chico de Guzmán. Cereales que también han cambiado por variedades antiguas de trigo de centeno y cebada cervecera, “Se adaptan mejor al suelo y a las condiciones climáticas a la vez que generan muchísima raíz y mucha paja, que la enterramos todo y la dejamos en el terreno, que es mejor para el suelo y la biodiversidad; además es más rentable.”


En La Junquera también se encuentra la Academia Re-Generación, un proyecto que acoge a estudiantes internacionales para realizar investigaciones y monitorean de manera científica y con datos reales los experimentos que se realizan en la finca. Experimentos como la cubierta vegetal en cultivo de almendro de tres años que se labra en primavera manteniéndola en invierno; o en los pistacheros, con franjas de vegetación en medio de la calle para ver cómo afectan a unos cultivos y otros. Franjas de vegetación que permiten otras investigaciones como la mejora de polinizadores, biodiversidad, cómo afectan al suelo o al crecimiento de los árboles. Tras varios años experimentando con zanjas de infiltración ya se han establecido algunas que funcionan y en ella se han plantado árboles. “Hemos visto que podemos incorporar algunos árboles que, en condiciones normales, les costaría sobrevivir, pero el nivel de humedad de esas zanjas y alrededor es muchísimo más alto que en el resto de la parcela porque cuando llueve se llenan de agua.”


Otra cosa que se está trabajando en La Junquera son las charcas, que funcionan para frenar la erosión, mejorar la infiltración del agua de lluvia y crear hábitats, “Hay un montón de animales que de otra manera no estarían, son oasis en el desierto”, apunta Alfonso.


Tampoco falta la ganadería en La Junquera, donde cuentan con 8 vacas de la raza Murciano-Levantina, en peligro de extinción; una raza que quieren recuperar para comercializarlas, “Además es una técnica de manejo holístico de mejora del suelo.


Todas ellas inversiones que al principio pensaban que no eran productivas o rentables pero que han resultado serlo, aunque no saben aún cuánto, para lo que hacen falta algunos años. Inversiones que, como ha destacado Chico de Guzmán “Muchas de estas actuaciones se han hecho gracias a la colaboración de un montón de instituciones, sobre todo con AlVelAl a través de los fondos de Infraestructuras Verdes e Invierto en Paisaje, Invierto en Futuro.


En cuanto a las lecciones aprendidas, “Hay técnicas que las aplicas y es algo distinto e innovador y tiene un resultado espectacular y, al año siguiente, la vas a aplicar en más terreno y es un fracaso total. Cada parcela, cada suelo y cada año son distintos.”


En cuanto al éxito de La Junquera, para Alfonso Chico de Guzmán ha sido AlVelAl, la red e contactos y la información y conocimiento obtenidos para avanzar y controlar todas esas técnicas.

Asociación AlVelAl

Elvira Marín, coordinadora de AlVelAl, cuenta la historia de su familia, natural de la Puebla de don Fadrique y de cómo sus padres se tuvieron que ir del pueblo para explicar por qué está en AlVelAl “Yo he vivido fuera de la Puebla hasta ahora, con AlVelAl he tenido la oportunidad de volver y ahora vivo en la misma casa de mis abuelos. Esa es la historia de AlVelAl, por eso surge, ese es el objetivo de AlVelAl”.


Una asociación que actúa en cinco comarcas, el Altiplano de Granada, Los Vélez, Alto Almanzora, Noroeste de Murcia y Guadix; la zona con mayor concentración de almendro de secano del mundo con 100.000 hectáreas y el 50% de estas en ecológico. Una oportunidad que también aporta una serie de problemáticas asociadas al territorio; se ha convertido en un desierto de almendros debido al monocultivo, problemas de erosión, de pérdida de suelo e identidad cultural; y que, además, se enfrenta al avance de cultivos hortícolas en intensivo que consumen muchos recursos hídricos y de otras actividades económicas como son las macrogranjas de cerdos.


Y surge AlVelAl porque tenemos una oportunidad, tenemos muchos problemas y hay personas que deciden unirse y crear un movimiento para mejorar este territorio.


En 2014 la Fundación Commonland y la asociación AlVelAl se encontraron y esta adoptó la filosofía de los 4R3Z20A con el objetivo de restaurar ese millón de hectáreas, ecológica, social y económicamente; en un periodo de 20 años. “La base de todo es la inspiración a los agricultores y habitantes del territorio de que esto es posible”, apunta Marín.


En la zona natural AlVelAl trabaja en la restauración de acuíferos, la biodiversidad y el ecosistema en general; en la zona mixta se asesora a los agricultores para implementar una agricultura que restaure el suelo, frene la erosión mediante técnicas como la cubierta vegetal, setos cortavientos de aromáticas, zanjas de infiltración para la captura de agua de lluvia y reducción de la erosión. Actuaciones uqe no tienen sentido si no nacen casos de negocio, ese retorno financiero. “Nuestra visión es transformar ese desierto de almendros monocultivo en una dehesa de almendro; transformando ese cultivo de almendro, que es el principal sustento económico de gran parte de los agricultores, en un ecosistema productivo integrado basado en casos de negocio; que ofrezca diferentes productos.


Un ecosistema productivo integrado donde estén los diferentes leñosos como el almendro, el olivo, el pistacho; una cubierta vegetal que protege el suelo y frena la erosión y que se puede manejas con el ganado, “tenemos el cordero segureño que puede fertilizar el suelo y manejar y controlar esa cubierta”; así como los polinizadores y plantas aromáticas, que fijan el suelo y tienen un gran valor en el mercado actual.


A día de hoy AlVelAl cuenta con alrededor de 300 socios y trabaja con 80 agricultores que están implementando técnicas regenerativas de agricultura, para ello se realizan acciones de sensibilización como el asesoramiento, encuentros donde compartir experiencias y talleres formativos. “Trabajamos con fondos que apoyan la puesta en marcha de estas técnicas por parte de los agricultores”, ha concretado Elvira Marín. “AlVelAl está intentando aunar a todos los agricultores que apuestan por una agricultura restauradora de suelo.”


Referente a las zonas naturales, en 2014 AlVelAl redactó un plan de restauración que planteaba la creación de un corredor verde que una los espacios naturales protegidos del territorio con las zonas naturales de las fincas agrícolas. En 2018 se llevó a cabo una primera fase con la plantación de 50.000 árboles en la zona de La Muela de Montalviche, en el Parque Natural de Sierra María Los Vélez. Y en este año se pretende comenzar con un proyecto de semillado inteligente mediante dron con semillas encapsuladas.


En cuanto a la inspiración, AlVelAl cuenta con distintos proyectos como el disco de música Sonido de la Resiliencia, el festival Re-Generación, el Premio 4 Retornos para emprendedores, el Orgullo Rural o AlVelAl 8000, “La representación del Indalo con plantas aromáticas que es, además, un recurso turístico con un sendero visitable con paneles informativos que explican la tradición del esparto, las plantas aromáticas, …” ha matizado la coordinadora de AlVelAl.


Para finalizar, Elvira Marín ha explicado por qué trabaja en AlVelAl. “Mi hija de seis años es la razón por la que trabajo en AlVelAl, porque quiero que ella tenga la oportunidad de decidir si vivir en el territorio o no, pero tener la oportunidad de decidir.”


Para esta, uno de los éxitos de AlVelAl ha sido el grupo de personas inicial, agricultores y ganaderos, que desde el principio han sido ejemplo, pasando de las 15 personas que abanderaron el mensaje de los 4 Retornos en el territorio, de la agricultura regenerativa siendo ejemplo y consiguiendo que otros se animen también; pero también la suerte de que la Fundación Commonland creyera interesante el proyecto y ayuda en la búsqueda de financiación para hacerlo posible.


Como lecciones aprendidas, destaca “Para convencer o hacer que los agricultores hagan otro tipo de agricultura regenerativa hay que darle una motivación y, parte de cuidar un suelo y restaurar el paisaje tiene que ser económico, diferenciar sus productos de alguna manera de los convencionales y, gracias también al modelo 4 Retornos, con casos de negocio. Y un discurso que tiene que estar basado en algo, la importancia de tener resultados de investigación y contamos con muchos investigadores.”


Para finalizar esta mesa redonda, Dietmar Roth, moderador de la misma, ha recordado ahora es el momento de este tipo de proyecto “Ahora todas las empresas del mundo están calculando su CO2 y plantando árboles para compensar su impacto”. A lo que Elvira Marín, coordinadora de AlVelAl, ha añadido que precisamente están apostando por las líneas que, precisamente está trabajando esta asociación, la plantación de árboles y la lucha contra la despoblación.

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