Los Rostros de AlVelAl: Antonio Maurandi
Este matemático apasionado de la naturaleza sueña con vivir en un futuro en el cortijo familiar, en Fuente Grande.

Aunque vive en Murcia, Antonio Maurandi tiene un profundo vínculo con el territorio AlVelAl. Su padre nació en Vélez Rubio y, desde hace unos años junto con su hermano y primos, gestiona el cortijo familiar de su abuelo, en Fuente Grande, el cual ha pertenecido a la familia “desde siempre”.
Matemático, dedicado durante muchos años al análisis de datos para investigación, imparte clase en la Universidad de Murcia. Una profesión que compagina con su pasión, el cortijo familiar.
Un proyecto, dar vida a esta finca, que comparte con sus primos “Esta finca es muy especial, tenemos un sentimiento familiar muy profundo todos los primos, mi padre y mi tía; Vélez-Rubio era el lugar de encuentro familiar, y en agosto era el cumpleaños de mi abuelo y era una gran fiesta, veníamos todos, más familia y amigos, recuerdo con mucha nostalgia aquellos tiempos. A mi abuelo lo tenemos todos muy presentes”.
“Hoy estamos haciéndonos todos casa aquí para volver a darle vida al cortijo, donde sólo había una casa habitable”.
La finca tiene dos eras, una frente a la casa y otra detrás, 140 hectáreas que, en su mayoría es parque natural. Cuenta con cultivo de almendro, pero también pastos, encinas y pinos; estos últimos años hemos plantado otras especies como olmos, almeces, chopos, álamos, sabinas, enebros.... Un espacio con biodiversidad que, en la última época, sobrevuela una pareja de águilas perdiceras.
El tesoro de la finca, destaca Maurandi, es la “fuente de vida”, una fuente con su balsa para la que tiene el proyecto de canalizar y recuperar el agua que se pierde para poder usarla en algunas parcelas de regadío. “Este es un lugar ideal para los críos, es un sitio espectacular y aunque no es especialmente productiva, mi sueño e ilusión es invertir en esta finca, que sea rentable, no para hacernos ricos que tenemos nuestros trabajos que nos gustan, sino para revertir los beneficios en la misma naturaleza, dándole biodiversidad”.
Es por ello que lleva los últimos cinco años invirtiendo todo el tiempo que le deja su profesión en la finca, especialmente los dos últimos que ya cuentan con las casas dentro de la finca. A través del Fondo Invierto en Paisaje, Invierto en Futuro de AlVelAl, esta familia va a realizar una charca cerca de los cultivos para que haya otro humedal, setos cortavientos para frenar la erosión y escorrentías de agua para vestirlas con vegetación autóctona como sabinas, taráis y coscojas.
Descubrió AlVelAl a través de Manuel Martínez y desde ese momento le ha seguido la pista hasta este año que se sumó a la asociación “Los mayores son más de dejar las cosas estar y no cambiar. Yo, sin embargo, veía lo que hacía AlVelAl y pensaba que se me han adelantado, es lo que he querido hacer toda la vida en mi finca. Siempre he tenido el proyecto de regenerar, de favorecer a la naturaleza para que el tiempo le permita recuperarse, pero no lo llamaba así. Es mi legado para las futuras generaciones”.
Para Antonio AlVelAl “Es una oportunidad de esas que cuando te las cuentan siempre pasan en un país lejano, no pasa en tu tierra, y es una oportunidad única”.
Mirando al futuro a 20 años, Antonio espera que en su finca se noten las mejorar realizadas, “que mis hijos la estén disfrutando y haya vida humana y vivencias aquí”. Y de AlVelAl “que la cultura que está intentando transmitir se quede en el territorio y se expanda, que haya una apertura; y estamos en un momento clave en el que los agricultores de hoy son distintos, llevan el campo dentro como sus antecesores, pero además se han formado en la agricultura”.